“Cascaradenuez lleva una década sin salir de su Casa. Tiene 25 años y sólo se comunica por Internet. Cada noche sueña que es el héroe de un videojuego en una Nueva York poblada por zombis, y lucha contra ellos sin sabe por qué.
Cascaradenuez descarga a diario películas y canciones que sabe que nunca tendrá tiempo de ver ni de escuchar. Cascaradenuez piensa que todo proyecto es un fracaso en potencia, que la derrota es un modus vivendi natural, pero Cascaradenuez tiene una pistola…”
Eso es lo que puede leerse en la contracubierta de “Tengo una pistola”, la primera obra del murciano Enrique Rubio, pero eso es tan sólo la punta del iceberg de una novela sorprendente con una atmósfera que envuelve desde la primera a la última página.
La novela cuenta la historia de un joven, Cascaradenuez, con pánico social cuyo único contacto humano es su psicólogo, al que sólo se atreve a ver llevando un casco, y su mejor amigo, con quien sólo habla a través de chat. Sin embargo, Cascaradenuez es un hombre distinto cuando duerme: se convierte en el protagonista de un juego de acción. ¿De qué iba a tener miedo en un mundo virtual?
Un día, Cascaradenuez recibirá un extraño mensaje (¿Eres consciente de que llevas un excremento en tu interior?) en una bolsa de la compra -que cada semana le entregan a domicilio- firmada tan sólo con un nickname y un canal de chat. Será entonces cuando su vida, aparentemente bajo control, comience a desmoronarse.
“Tengo una pistola” es muy original y entretenido de leer. La construcción de la historia, alternando pasajes de la realidad con ortos del sueño, la hacen muy llevadera. Realmente, los capítulos dedicados al Nueva York infestado resultan los menos llamativos: no suele ocurrir nada realmente interesante y no hacen que la trama principal avance demasiado.
La novela es muy dinámica y no tiene escrúpulos a la hora de adentrarnos en el mundo asfixiante de su protagonista, que va alcanzando mayor nivel de detalle a la vez que su entorno. Sin embargo, es en los personajes que le rodean donde flojea: personajes que no llegan a ser redondos y que en ocasiones parecen más una anécdota que una parte importante de la trama.
En ocasiones, Enrique Rubio parece poner su propia voz en el personaje del psicólogo (él mismo es diplomado en psicología) y aprovecha para hacer una crítica a la sociedad del consumo y a la sociedad artificial (La sociedad del espectáculo), a la idea de “saberlo todo” que se nos inculca desde la red de manera más o menos directa. Según la contraportada, “(,,,) enfrenta al lector a las aberraciones del modo de vida actual, insatisfactorio, frustrante, abundante en carencias y falsos desafíos.”
En definitiva, una obra muy entretenida con la que pasar un buen rato. Muy recomendable.
Web de la obra:
esta en avileses verdad?a ver si me lo leo cuando termine dune...la verdad tiene buena pinta
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